De lunes a sábado: 10.00 | 17.30 | 19.30*
Domingo: 8.00 | 9.30 | 11.00 (Niños) | 12.15 | 18.00 | 19.00* | 20.30 (Jovenes)
*Misa transmitida On line
Lunes a sábado: 10.30 a 12.00 hs y 18.00 a 19.00 hs
Domingo : durante la misa
De ropa y alimentos
Traerlas por el templo, de 09.30 a 12.30 y de 14.00 a 19.00.
Viernes y sábado 21.00 hs y 21.45 hs
Lunes a sábado (Excepto viernes):
12.00 hs y 12.15 hs
Puede consultar vía e-mail: secretaria@inmaculada.org.ar
Al ver lo que hizo Jesús, muchos de los judíos que habían ido a casa de María creyeron en él. Pero otros fueron a ver a los fariseos y les contaron lo que Jesús había hecho. Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron un Consejo y dijeron: "¿Qué hacemos? Porque este hombre realiza muchos signos. Si lo dejamos seguir así, todos creerán en él, y los romanos vendrán y destruirán nuestro Lugar santo y nuestra nación". Uno de ellos, llamado Caifás, que era Sumo Sacerdote ese año, les dijo: "Ustedes no comprenden nada. ¿No les parece preferible que un solo hombre muera por el pueblo y no que perezca la nación entera?". No dijo eso por sí mismo, sino que profetizó como Sumo Sacerdote que Jesús iba a morir por la nación, y no solamente por la nación, sino también para congregar en la unidad a los hijos de Dios que estaban dispersos. A partir de ese día, resolvieron que debían matar a Jesús. Por eso él no se mostraba más en público entre los judíos, sino que fue a una región próxima al desierto, a una ciudad llamada Efraím, y allí permaneció con sus discípulos. Como se acercaba la Pascua de los judíos, mucha gente de la región había subido a Jerusalén para purificarse. Buscaban a Jesús y se decían unos a otros en el Templo: "¿Qué les parece, vendrá a la fiesta o no?".
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